UN RECORRIDO HISTÓRICO POR NUESRTA SUCESIÓN APOSTÓLICA
Sucesión que ostenta nuestro Obispo Metropolitano
"Convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios,
y para curar
enfermedades” 
Lucas
9,1
SUCESIÓN APOSTÓLICA
La Iglesia Católica denomina sucesión apostólica a la transmisión de la misión y la potestad de los Apóstoles a sus sucesores, los obispos, y afirma que dicha sucesión se mantiene mediante la ordenación de los obispos de forma personal e ininterrumpida desde los tiempos de los Apóstoles. Esto significa que los obispos de hoy están unidos a los apóstoles por una cadena espiritual y ministerial ininterrumpida desde el principio de la Iglesia, la cual es, naturalmente, una garantía de fidelidad a través del tiempo y de unidad católica en todo el mundo.
Se debe comprender que Jesús inicia su misión salvífica con una clara convicción y era la de perpetuar su obra para la eternidad, pero Él sabía que debía experimentar el martirio y luego ir a encontrarse de nuevo con el Padre, para ello elige a los doce con los que constituyen un núcleo a quienes promete enviar el Espíritu Santo, Mt (10, 1-4), Mc (3,13-19), Lc (6, 12-16). Estos se convierten en los testigos presenciales de la revelación del hijo de Dios en el mundo, al morir el último de los apóstoles muere con él ese privilegio, sin olvidar a Matías que suplió a Judas, aunque este no fue directamente elegido por Jesús, fue participe de su vida pública hasta su Ascensión. Igualmente los apóstoles debían dar continuidad a lo que inicio su Maestro, por ello donde predicaban el evangelio fundaban iglesias, que no quedaban a la deriva pues ahí eran nombrados los presbíteros Hch (20,17) que mantenían la tradición intacta, siguiendo las orientaciones dadas por los apóstoles 1Pe (5, 12), en un comienzo nombrados exclusivamente por los apóstoles, posteriormente también por otros presbíteros ya ordenados, y no cabía aquí lo que suele verse las Iglesias protestantes donde alguien con carisma simplemente funda una Iglesia y toma el puesto de pastor.
Tomando como base lo expuesto se puede afirmar que cuando hablamos de sucesión apostólica, afirmamos que los apóstoles conscientes de que no vivirían para siempre en la tierra, y por voluntad de Cristo, estaban destinados a tener sucesores que continuaran su ministerio, con la misma autoridad que ellos recibieron de Cristo. En la Iglesia solamente puede ostentar autoridad aquel que la tiene por derecho propio (Dios) o aquel al cual le ha sido conferida (delegada), cuando Cristo nombró a sus apóstoles les confirió autoridad Lc (9, 1) y estos estaban claros que su autoridad venia del mismo Jesús, por ello eran los apóstoles quienes fundaban Iglesias y quienes establecían las ordenanzas a ser obedecidas, ordenando con toda autoridad. Un ejemplo claro de tener real autoridad en la Iglesia primitiva se ve en los casos en donde algunas personas tratan de apropiarse de una autoridad que no les corresponde y sus actitudes son severamente condenadas, tal fue el caso de Himeneo y Fileto, quienes por su propia cuenta comenzaron a predicar doctrinas diferentes a las de la Iglesia, desconocieron la autoridad del colegio apostólico y fueron excomulgados. 2 Tm (2, 16-18).
La primera sucesión apostólica que vemos en el Nuevo Testamento la tenemos en el capítulo 1 de los Hechos de los apóstoles. San Pedro declara que ha quedado vacante el puesto (MINISTERIO) de Judas Iscariote, y plantea la necesidad de que alguien le reemplace Hechos (1,20-26). Una preocupación de los apóstoles era que el ministerio no quedara vacante, posteriormente a los apóstoles este ministerio será tomado por los obispos, pero debían asegurar que sus sucesores ejercieran cabalmente estos ministerios, por lo que debía elegirse hombres capaces, de ahí se pueden resaltar algunas de las principales actividades de los apóstoles para fundar la iglesia, designando en ella a los Presbíteros. Hechos (14,23).
Imagen de la elección de Matías Apóstol
El apóstol Pablo, en una de sus cartas hace mención a la ordenación de Timoteo como Presbítero por medio de la imposición de manos y le exhorta a no proclamar a cualquiera dejando claro que autónomamente no puede proclamarse un presbítero, hace énfasis en la perfección como requisito para desempeñar su ministerio. 2Tm (1,6. 4,5). Observamos que los primeros presbíteros fueron ordenados por los mismos apóstoles, y los siguientes presbíteros podían ser ordenados por los apóstoles, o por presbíteros previamente ordenados. Lo cierto es que para que una ordenación fuera válida tenía el aspirante que ser ordenado por presbíteros que a su vez fueron ordenados por otros presbíteros hasta por llegar a los apóstoles, este un requisito sin ecuanom. A esta legítima línea de sucesión donde los obispos suceden a los apóstoles en su ministerio llamamos sucesión apostólica.
Imagen de la Ordenación de Timoteo como Presbítero por el Apóstol PabloEl fin siempre estuvo claro los presbíteros son los responsables de perpetuar al sucesión apostólica, y sin error está el perfil que debe tener el elegido para recibir el ministerio, en la carta a Tito no se deja duda de esta aseveración Tt (1, 5-9), advierte también que no faltaran habladores refiriéndose a los falsos doctores, que deseen poner en entre ducho la doctrina y la fe, pues profesan conocer a Dios y con sus obras le niegan. Tt (1, 16). Pablo dejó en sus cartas gran cantidad de recomendaciones referentes a los asuntos del gobierno de la Iglesia, tenía que asegurarse de que los candidatos a estos ministerios fueran irreprochables porque sabía que en el rebaño se infiltrarían lobos rapaces y con estas directrices iba a poder la Iglesia identificarlos fácilmente.
Actualmente reconocen la doctrina de la sucesión apostólica la Iglesia Católica Romana, Veterocatólica, las Iglesias Ortodoxas Orientales y Latinas, la Iglesia Nestoriana y la Anglicana. Algunas Iglesias Luteranas también pero en la práctica para la mayoría de Iglesias protestantes, esta doctrina no es importante, o incluso la niegan. Saben que en caso de reconocerla, y sin tener una legítima sucesión, la fundación de su Iglesia quedaría sin justificación y tendrían que reconocer como inválida la autoridad de su pastor.
Sucesión Apostólica Petrina Ab Initio
Línea de Utrecht
La Sucesión Apostólica Petrina que hoy guarda la Iglesia Veterocatólica, comienza con el Apóstol Pedro conocido también como san Pedro, Cefas o, simplemente, Pedro, fue, de acuerdo con múltiples pasajes neotestamentarios, uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret.
(Northumbria 639 - Iona 729 d.C.)
Con la Misión encomendada por San Egberto, San Willibrord, junto a doce compañeros se dirigen a cristianizar a las tribus germánicas del norte, en la región de Frisia, que comprendía los actuales Países Bajos, Flandes y Luxemburgo. Pipino de Heristal, mayordomo de palacio de todos los francos, había conquistado los territorios de la otra ribera del Rin y quería que se evangelizaran, ya que todavía no había llegado el cristianismo. Hacia 690, llegó con un grupo de monjes y se encargó de organizar la Iglesia en la región.
En 695 Willibrord fue a Roma,
donde recibió la aprobación del papa Sergio I, que lo consagró como obispo de
los frisones, con el nombre de Clemente, y le dio el palio. De vuelta en
Frisia, continuó la predicación, fundando numerosas iglesias y monasterios. En
Utrecht, estableció la sede de la diócesis, convirtiéndose así en su primer
obispo. Dependientes de ésta, creó las diócesis de Deventer y Haarlem, y en 698
fundó la abadía de Echternach, en Luxemburgo. Destruyó templos e imágenes de
los dioses paganos, lo cual provocó la animadversión de los frisones que no
querían aceptar la nueva religión.
Desde San Willibrord hasta Gerardus Gul la Sede y la Sucesión Apostólica de Utrecht fue resguardada celosamente por aproximadamente 77° Obispos y Arzobispo, quienes se mantienen fieles a la subvención concedida desde el año 1145 d.C. por el Papa Eugenio III, el cual, otorgó al Capítulo de la Sede de Utrecht la potestad de elegir a sus obispos. Tradición y preceptos que aún luego de la separación de Roma en 1870 d.C. siguen vigentes y que le mantienen unida a la sede Papal a través de la Sucesión Apostólica, el Rito Sacramental Latino y el Respeto al Sumo Pontífice como Patriarca de la Iglesia Latina de Occidente.

Arzobispo Gerardus Gul
(27 de octubre de 1847 - 9 de febrero de 1920)
Primado de la Iglesia Veterocatólica - Unión de Utrecht 1892 - 1920
La Iglesia Antigua Católica o Veterocatólica, llega al contienen americano, el 28 de abril de 1908, a través, de la Antigua Iglesia Católica Romana en Gran Bretaña, la cual, quedó establecida con la consagración de Arnold Harris Matew, por el Arzobispo de Utrecht, Gerardus Gul, quien fue asistido por el Obispo De Haarlem, Van Thiel, el de Denventer Spit y el de Alemania Obispo Demmel.
La sucesión a través del Obispo Matew comenzó con el Obispo Francis Brothers y se le llamo Iglesia Católica de Norte América, quien luego de su fracaso, fue recibido por la Iglesia Católica Ortodoxa Rusa de América.
Los esfuerzos siguientes de Utrecht por establecer el veterocatolicismo de América comenzó con la Iglesia Católica Nacional Polaca de América en 1897, este grupo que vino del catolicismo ingles a través del príncipe Rudolph-de Landas de Austria quien fue consagrado por el Obispo Matew el 29 de junio de 1912 en Londres. Rudolph vino a América y como era común en aquellos días para muchos clérigos católicos en América obtuvo permiso para funcionar en la Iglesia Episcopal. El Obispo Rudolf de Landas Berghes escogió su residencia en la ciudad de Nueva York, luego en Waukegan, Illinois, más tarde en Chicago, Illinois y finalmente en Filadelfia, Pensilvania, funda la Antigua Iglesia Católica Romana de Norteamérica
Con una visión clara de Iglesia, el Arzobispo De Landas Berghes elevó al episcopado a Abbot William el 3 de octubre de 1916, al día siguiente el 4 de octubre de 1916 consagro a Carmelo Carfora, exfraile franciscano católico romano como Obispo con derecho a sucesión.
Años después, Carfora consagra Arzobispo a Francis Xavier Resch el 8 de diciembre de 1940. Resch al ser consagrado Obispo en la Antigua Iglesia Católica Romana de Norteamérica se esforzó por promover y hacer crecer la Iglesia al servicio de la verdad, pero pronto se separó de Carfora al ver que la iglesia había perdido su rumbo.
Luego de la decepción vivida con el Arzobispo Carfora, el Obispo Resch, volvió con Paul Francis Cope quien para la fecha era el Arzobispo de la Antigua Iglesia Católica de América (Old Catholic Church of América), quien lo hizo su Obispo auxiliar. Luego de su dimisión hizo acercamientos con la Iglesia Católica Romana que después de una seria investigación le fueron aceptadas sus órdenes como lo hicieron Vilatte y De Landas Berghges, signo claro de que la sucesión apostólica de estos era verdadera y legitima incluso para Roma.
Durante el gobierno del arzobispo Resch, fue incardinado en la Antigua Iglesia Católica de América el Pbro. Walter Brown, proveniente de la la Antigua Iglesia Católica Romana de Norteamérica, quien luego de su ardua labor, es elevado al episcopado por el Arzobispo Resch el 25 de agosto de 1963. Tras la dimisión del arzobispo Resch, lo sucedió como Arzobispo.
Siendo el Arzobispo Brown un líder virtuoso, que atesorando la visión de su predecesor guardó mantuvo a la iglesia, en un camino de santidad y fe verdadera, esto atrajo la mirada del joven religioso James E. Bostwick, quien sorprendido y abrumado por los cambios del Concilio Vaticano II , llega a la Antigua Iglesia Católica de América (Old Catholic Church of América) proveniente de la Orden de los Hermanos Pallatinos de Phelps, Wisconsin, comunidad Católica Romana.
El Arzobispo James E. Bostwick, D.D Cuarto Arzobispo de la Antigua Iglesia Católica de América (Old Catholic Church of América), recibió la consagración episcopal del Arzobispo Xavier Brown con derecho a sucesión el día 19 de septiembre de 1992 en la catedral de San Nicolás en Watertown, Wisconsin USA, cuya sede es De Forest, Wisconsin. Tras haber servido como coadjutor con derecho de sucesión hasta la jubilación del arzobispo Brown, efectiva el 1 de noviembre de 1997, el arzobispo Bostwick asumió el cargo de Metropolitano.

El 10 de febrero del año 2001, el Arzobispo Bostwick, viajó a Colombia para establecer definitivamente la Antigua Iglesia Católica de América (Old Catholic Church of América) línea de Utrecht al consagrar como Primado para América Latina, cuya sede es Colombia (Bogotá) a Monseñor Gonzalo Jaramillo Hoyos y a Monseñor Félix Ernesto Beltrán Ramos; quienes fundamentaron la existencia de la iglesia con el nombre de Iglesia Misioneros Veteros Nuestra Señora de la Alegría.

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Reconociendo la necesidad de un tercer Obispo como canónicamente esta prescrito para dar completa validez a las consagraciones posteriores en Colombia y Latinoamérica es Consagrado Monseñor Cristian Roa Celis el 16 de enero de 2006, de manos de Monseñor Gonzalo Jaramillo Hoyos, Monseñor Félix Ernesto Beltrán Ramos y recibiendo el beneplácito de la Antigua Iglesia Católica de América (Old Catholic Church of América) con la presencia y Acreditación traída por Monseñor Roger Leroy Bloomfield como Nuncio apostólico de esta, quien fue uno de los tres consagrantes.
AUTOR:
PBRO. ADAMS JOSEHT RODRÍGUEZ QUINTERO
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